Sí, tú también eres de los que saca orgulloso el Nokia de tapita e invita a la concurrencia: “Mirad, este es mi móvil”. No hay más que añadir: eres otro orgulloso guardián analógico. Y ya conoces las reacciones a tu gesto: es salir el cacharro de tu bolsillo y provocar un coro de risas y aclamaciones. Porque serás probablemente uno de los pocos que no se pelee en el barrio por un móvil de esos que tienen una pantalla de dimensiones parecidas a la de un cine de barrio. El tuyo, en cambio, sólo tiene el botón de encendido y apagado y la tecla con los numeritos pero, a diferencia de los coquetos modelos actuales, resistiría al holocausto nuclear.
Veamos otras características del guardián analógico:
– El guardián analógico cree que el ocaso de la civilización occidental arranca cuando apareció Facebook.
– El guardián analógico conoce los rudimentos de Internet (“el Internet” según denominación autóctona) pero los usa sólo por imperativo profesional o de extrema necesidad (borrador de la declaración de la Renta)
– El guardián analógico pidió a su banco que le cambiaran el Kindle por el juego de sartenes como regalo por la aportación extra al plan de pensiones. Los libros son de papel, las noticias también.
– El guardián analógico desconoce el concepto de Internet móvil lo que le hace fácilmente identificable:
- Es el tipo que arrastra un carro del Mercadona de tres metros de altura porque eso de hacer la compra on line deshumaniza a la raza.
- Es el turista al que rescata en burra el lechero del pueblo porque se ha perdido en coche buscando el hotelito rural y se le ha acabado la gasolina. (“¿A mí me van a decir unos de Google cómo tengo que llegar a los sitios?»)
- Es el gorrón telefónico de la pandilla: “Paco, haz el favor, mándale un mensaje a mi mujer que llego a las 22 que ya sabes que no tengo datos en el móvil»
– El guardián analógico no reconoce como hecho cultural manifestación alguna realizada con ayuda de la tecnología o Internet. Es más, no reconoce Internet como una vía de aprendizaje u ocio más. A saber:
- Los jóvenes de hoy son unos descerebrados incultos.
- Los “youtubers”, unos drogadictos de los videojuegos.
- Los medios digitales sólo sacan culos y gatitos.
- “¿Una webserie? ¿Eso es porno de pago?”
– El guardián analógico suele atravesar crisis existenciales provocadas por la fuerte presión exterior. Si las supera, morirá con el móvil piedra. Si acepta el nuevo modelo como regalito de Reyes y le coge el gustillo, disfrutará algunos meses en silencio por aquello de la dignidad. Una vez pasada esta fase, el entorno sufrirá los excesos del converso: tabarras interminables sobre funcionalidades y aplicaciones, selfies a discreción y la búsqueda eterna del Santo Grial: el bar con wifi.