Ha sonado el pistoletazo de salida y ahí estamos todos: partidos políticos, periodistas, empresarios, despachos de abogados, ministerios y sindicatos, estudiantes y monjas abriendo cuentas en redes sociales a diestro y siniestro. Con un ordenador, un wifi decente y diez minutos de reloj empezamos a ser alguien en Facebook, Twitter, Instagram, Vine o Google Plus. Ya estamos donde nos han dicho o creemos que tenemos que estar para difundir nuestras actividades o interactuar con nuestros seguidores, lectores o clientes. ¿Y ahora qué?
Estas son algunas ideas que pueden resultar útiles:
1- Prospección previa. Curiosea sin límite por las redes sociales que te interesan y observa qué tipo de contenidos ofrecen actores de su sector o usuarios que te interesen y/o gusten. No se trata de copiar lo que hacen otros sino de analizar qué es lo que hace especial su forma de tuitear o “instagramear.”
2- Piensa qué quieres ser en redes sociales. En la era de la sobreabundancia de información, es más necesaria que nunca una reflexión sobre lo que podemos aportar que sea diferente a lo que ya existe, aquello que haga nuestro perfil novedoso a ojos de los demás. En mi opinión, los seguidores agradecen que en redes sociales, como en la vida, resultemos previsibles, es decir, que sepan qué tipo de información van a encontrar y en qué estilo.
3- Estrategia. El hecho de que las redes sociales estén al alcance de cualquiera y sean tan fáciles de utilizar ha tenido un efecto algo perverso: muchos responsables de empresas (también periodísticas) han minusvalorado, cuando no despreciado, el impacto y la importancia de estas herramientas; es frecuente que gestión de las redes quede en las manos más inexpertas (“que las cuentas las lleve el becario”) y que las claves de acceso circulen de mano en mano sin que existan directrices claras, es decir, una estrategia.
La falta de formación e información, el «esto lo hace cualquiera» lleva provocando desde hace años sonoras meteduras de pata y batidas en retirada de políticos, periodistas, artistas o empresarios.
4 – Ser uno mismo. La impostura y las redes sociales no hacen buena pareja. Aquellos que compartimos y cómo lo hacemos dice mucho más de nosotros de lo que creemos.
5- Comparte de lo que sabes. Aprovecha tu conocimiento sobre un tema específico para recomendar contenidos a los demás. Eres un prescriptor muy valioso para tus seguidores.
6- La teoría del mantenimiento. No hay nada más triste que una cuenta en Facebook o Instagram abandonada a su suerte, sin actualizar desde hace meses o años. Convendría evitar esta imagen sobre todo si eres una empresa o un medio de comunicación. Resulta más sensato hacer una previsión sobre nuestras posibilidades reales de mantener activas y renovadas nuestras cuentas en función de los efectivos y necesidades.
Como dice José Mota, si hay que ir se va, pero ir “pa ná” es tontería.